Mariposas Migrantes en la Fiesta del Libro y la Rosa 2022
“Mariposas Migrantes” es el nombre de un vasto proyecto colectivo de gráfica michoacana que, como las mariposas monarca, recorre grandes distancias en una migración incansable. Los artistas que participan, algunos de ellos estudiantes de la UMSNH y de la UNAM, trabajan imágenes que hablan acerca de la migración desde sus aproximaciones personales, para finalmente conjuntarse en una gran pieza que dialoga con el espectador. “Mariposas Migrantes” visita este año la Fiesta del Libro y la Rosa en la Calzada Fray Antonio de San Miguel: las mariposas vuelven a Michoacán para encontrarse con todos ustedes, ¡bienvenidos!
Coordinación: Mizraim Cárdenas
Mariposas, cuyo vuelo
no reconoce frontera,
pues se eleva por la esfera
de la inmensidad del cielo;
llevadas por el anhelo,
en profusión colorida,
por la ruta bien sabida
trascienden generaciones
y surcan vastas regiones
para reencontrar la vida.
Así, el sueño del regreso
de la gente michoacana,
a cuya patria lejana
quieren volar, y por eso,
aun con el palmario peso
de una inalcanzable visa,
van y regresan sin prisa
de aquella tierra a su tierra,
que la política encierra
con la línea fronteriza.
Raúl Eduardo González Hernández
Hay tres íconos mexicanos que han trascendido las fronteras y hoy en día brillan más allá de los confines del país: la Virgen de Guadalupe, la Catrina Garbancera y, más recientemente, la Mariposa Monarca. Estos símbolos encarnan la esencia identitaria de una nación.
La primera habita los arquetipos de dos mujeres: Tonantzin, madre de todos los dioses y Guadalupe, virgen y heroína cuya transformación devendrá del nacimiento, la muerte, el amor y el sufrimiento.
El segundo es un grabado punteado en una placa de zinc por el maestro José Guadalupe Posada, publicado en 1873. A principios del siglo XX, el grabado de La Catrina inició su peregrinaje migratorio por el mundo y nos vino a recordar que la muerte es parte natural del ciclo efímero de la vida, como también lo había asumido el poeta Nezahualcóyotl:
Nada es para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
Aunque sea de oro se rompe,
Aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Y ese poco tiempo que pasamos aquí lo representa la Mariposa Monarca, arquetipo figurativo del Antropoceno, esta nueva era mejor conocida como la Edad de los Humanos. Era de grandes migraciones, avances tecnológicos, desplazamientos forzados, cambio climático propiciado por la naturaleza y por la impronta del ser humano consumista. Con la gubia y puntas, sobre placas de linóleo, madera o acero, los grabadores michoacanos se dieron a la tarea de reinterpretar a la Mariposa Monarca, arquetipo del fenómeno migratorio. El conjunto de grabados incorpora metáforas y alegorías del pueblo michoacano migrante y en constante transformación y enriquecimiento cultural.
Voltear a ver esta colección de imágenes es adentrarse al México profundo de Bonfil Batalla, y al México de afuera marcado por la herida de la migración. Estos grabados son continuidad de las obras rupestres de Huarimio, Tierra Caliente y los janamus, grabados en bajo relieve, de Tzintzuntzan, Michoacán; tradición e innovación imagológica. Más de 100 grabados conforman la exhibición y la vasta variedad van del alma solitaria a la carpeta colectiva, transfiguran la tragedia nacional en propuesta plástica y el fiasco en esperanza. Asimismo, los trazos que percibimos muestran la vitalidad y la gran variedad de estilos de los grabadores michoacanos. Obra a obra nos acercamos a un medio noble y popular que ha cruzado las fronteras para alimentar el alma y las quimeras de los inmigrantes. El arte de las Mariposas migrantes es una invitación a observar el fenómeno migratorio con el placer de la mirada y el despertar de la conciencia.
Maya Piña
Gestora cultural